Soy muy bonita. Más que la mayoría, según mi madre; más que ninguna, según mi abuela y del montón tirando para arriba según mi hermana, que le cuesta un piropo la misma vida y de las guapas es ella la que más.
Soy bonita, como todas.
Soy de las que sale de casa sin intención de comerse el mundo, sólo con un saquito de ilusión parvularia y varias capas de paciencia infinita, sabiendo que todo llega, que se trata, sobre todo, de abrir bien los ojos, de estar atenta a los cambios y de practicar ese egoísmo suave y traslúcido que separa la lealtad y el compromiso del más puro y opaco egocentrismo.
Soy bonita cuando río y cuando lloro, siendo en cada momento tan real, coherente y oportuna como frágil, transparente e incontrolable.
Soy bonita porque sí, porque soy, que ya es mucho.
Es bonita la que enamora por lo que calla, la que mira fijamente y se ahorra el discurso, la que se sabe especial, la que se guarda un as en la manga y nunca lo saca.
Soy bonita porque soy de verdad … Y las cosas son bonitas porque son como son.
diciembre 7, 2015 at 9:27 am
Reblogueó esto en Lecturas de retrete.
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diciembre 1, 2015 at 5:59 pm
oh! me encanta !! Ya tienes una subscriptora más! No sé como poner este relato en favoritos, pero lo quiero en favoritos ya!
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diciembre 1, 2015 at 12:28 pm
Así se habla, coño! Jajaja. Me encanta tu estilo directo y honesto! Estaré atento a lo que publicas 😉 Un saludo!
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