Una puerta tapiada en otro balcón al que ya nadie volverá a asomarse.
Te recordaba más guapo.
El tiempo cura o tortura según quien lo gaste y a mi me arden las horas en las muñecas.
De éste corazón entra y sale un ejército de insensatos.
Alma de cántaro en paro busca perro que le ladre.
Que más dará si está el vaso medio vacío o a medio llenar si tengo la boca seca y los labios cortados de sorber los restos del naufragio.
Pido más de lo que aprendí a dar.
A ratos sueño con unicornios que guían mi subconsciente las noches de insomnio y abro los ojos de par en par buscando un clavo ardiendo al que agarrarme.
Alguien robó la lealtad y dejó en su lugar un pañuelo blanco que tarde o temprano llenaremos de mocos.
Doy mucho más de lo que merece la mayoría.
Valentina Maleza
febrero 15, 2016 at 7:35 pm
Muy buena tu entrada Valentina, mucho sentido hacen tus palabras, aunque la biblia menciona que hay más felicidad en dar que la que hay en recibir.
Entiendo que muchas veces nos sentimos heridos cuando algunos no valoran lo que estás dispuesto a hacer por ellos.
Pero de una forma u otra, Dios nos bendice siempre.
Gracias Valentina por compartir lo que escribes con nosotros. Un abrazo y saludos
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febrero 20, 2016 at 11:41 am
Gracias Esperanza!
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febrero 14, 2016 at 12:17 pm
Es lo que se llama ser buena persona. No quedan ya muchas. Buena artículo.
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enero 18, 2016 at 12:35 am
No es prudente valorar lo que recibes por lo que das, porque siempre saldrás perdiendo. Un segundo de tu tiempo vale infinitamente más que la eternidad que te pueden dar. Si das sin esperar nada a cambio, con una sola sonrisa que recibas, te sentirás el ser mejor pagado de la humanidad
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enero 7, 2016 at 2:35 pm
Espléndido pasaje, comunicas mucho en pocas palabras. Me gustó.
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enero 12, 2016 at 1:23 pm
Muchas gracias Angela
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