Alguien se mira en un retrovisor, tu vecina se queda atrapada en el ascensor entre el segundo y el tercero…
Unas tijeras cortando un pelo que llegaba hasta la cintura, una distancia prudencial entre tus dientes y mis costillas convexas, una conversación a medias, dos sillas vacías en una clase de literatura…
El peso de las notas que se repiten en una canción, un suspenso en simpatia, una batalla que ganó aquella vez la ironía, resumirte en una palabra que no existía…
Desde cualquier rincón en el que sentarse a observar, puedes ver la vida pasar en dirección prohibida.
enero 16, 2017 at 1:38 pm
Ingenioso, con un final estupendo y lleno de literatura.
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enero 16, 2017 at 2:01 pm
Gracias por leer, por opinar y por el piropo.
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